
Este avance tecnológico permitirá producir microprocesadores más pequeños y potentes con costes de producción más bajos.
La nueva técnica se basa en el trabajo realizado durante varios años por Paul Rothmund, un científico del Instituto de Tecnología de California, y cuya base está en que las moléculas de ADN pueden servir para convertirse en pequeñas formas como triangulos, cuadrados o estrellas, denominadas por los científicos como Origami. La técnica aprovecha la capacidad natural del ADN para incorporar grandes cantidades de información compleja que pueden ser aplicadas a diferentes tipos de actividades.
Los fabricantes de procesadores durante décadas han estado centrados en crear chips cada vez más pequeños con el fin de acelerar el rendimiento y reducir el consumo de energía de los equipos, sin embargo, esta nueva tecnología no estará disponible hasta dentro de unos ocho o diez años.
fuente: Tecnologia7.com
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