Árboles artificiales contra el calentamiento global

En las próximas décadas, las carreteras y autopistas del mundo se podrían llenar con sustitos tecnológicos de la vegetación como una medida para contrarrestar el cambio climático

La solución más promisoria en aras de comprar tiempo, para terminar de realizar la conversión tecnológica necesaria para evitar las consecuencias negativas del calentamiento global será construir árboles artificiales y distribuirlos en las inmediaciones de los centros urbanos. Así lo afirma el Instituto de Ingenieros Mecánicos (IME) de Inglaterra.

Estos árboles artificiales se encargarían de recolectar el dióxido de carbono a través de sus hojas y de convertirlo a una forma que sería más fácil de almacenar y menos tóxica para el medio ambiente. También se trabaja en paneles translúcidos que reflejarían el calor del sol, impidiendo que éste quedara atrapado en las capas bajas de la atmósfera terrestre. Esto lo reporta el diario Times de Londres.

Ante las dificultades diplomáticas para alcanzar acuerdos internacionales dirigidos a disminuir las emisiones de carbono y demás gases de efecto invernadero, el IME ha propuesto emplear la ingeniería como una herramienta que dará a la población más tiempo para actuar.

"La geo-ingeniería tiene el potencial para proveer al mundo con tiempo extra para descarbonizar la economía global", enuncia una de las notas de presentación de su página de Internet. Varios prototipos ya han sido construidos y probados en conjunto con la Universidad de Columbia, en Nueva York.

Tim Fox, líder de este equipo de investigadores, asegura: "La tecnología usada no es más compleja que la incorporada en automóviles o en aparatos de aire acondicionado". Además, agrega: "Los árboles podrían quedar ubicados cerca de áreas empobrecidas por la explotación petrolera, y también sería lógico ponerlos a un lado de las autopistas".

El costo estimado de estos árboles artificiales es de 20 mil dólares por unidad. Pero las emisiones de dióxido de carbono que se prevé que capturarían sería un 95% superior a lo que se contaminaría durante su construcción y el total de su vida útil.